Hace unos 70 años, Disney estaba llevando a la pantalla un clásico de la literatura infantil: Blancanieves. El primer clásico animado y la primera princesa de Disney, que creemos que todos conocemos, son quizás los causantes de que el destino que le esperaba a la nueva generación de princesas Disney: la tridimensional.
Y es que tal vez Britney, Miley, Demi y por supuesto Lindsay, se aproximaron a esta historia de una manera diferente. Blancanieves, nuestro role-model, fue explusada de casa para terminar viviendo de manera bastante hippie con 7 hombres que le doblaban o triplicaban la edad y que eran bastante extravagantes. Luego de varios intentos frustrados de su peor enemiga y rival terminó mordió el símbolo universal de la tentación y cayó en una especie de coma (¿etílico?) del cual la rescató un hombre (otro) que ella jamás había visto en la vida, pero con el cual se casó.
Visto así, las chicas malas de Disney tal vez son sólo la encarnación moderna de estas princesas que hemos idolatrado, sólo que con ellas hemos visto qué pasa luego de que se acaba el cuento, las perdices y la felicidad.
A Britney hay que reconocerle el mérito de haber trazado la cuesta por la cual todas se desplomarían y de haberla recorrido varias veces. No cualquiera podría registrar ventas mundiales estimadas en 100 millones de álbumes, debutar 5 veces en la posición número uno de EEUU, besarse con Madonna y al mismo enfrentarse a matrimonios que duran 55 horas, juicio por la custodia de sus hijos, re-hab y ahora estar en… ¿en dónde está Britney? Suponemos que después del lanzamiento de su álbum, a finales de marzo sabremos más.
La siguiente princesa controversial es sin duda es Lindsay Lohan quien hace su debut en el cine en 1998 a los 11 años y cuya carrera se veía tan prometedora como la de una Natalie Portman pelirroja, hasta que unos años más tarde la pequeña Lindsay empezó a conducir ebria, a entrar constantemente a rehabilitación, a adoptar la costumbre de salir sin ropa íntima a la calle y a excederse tanto como para terminar condenada a prisión. Una movida que si algo hemos aprendido de Robert Downey Jr. tal vez haga que la carrera de Lindsay remonte de nuevo.
Miley Cyrus aparentemente le debe a Hannah Montana todo lo bueno y todo lo malo que le ha pasado: una carrera como actriz, cantante, bailarina y diseñadora, un álbum que debutó como #1 del Billboard e incluso haber alcanzado en 2009 el puesto 29 de celebridades de Forbes con unos ingresos situados alrededor de los 25 millones de dólares; sin embargo su padre (Billy Ray) asegura que esa misma Hannah Montana destruyó a su familia y que la sobreexposición en los medios es la que ha hecho que Miley aparezca en fotos controversiales que se cuelan en Internet o en un video fumando salvia divinorum en una pipa. El mayor debate de los medios norteamericanos ahora es determinar si es Miley la peor influencia para las adolescentes o si es la última princesa caída de Disney: Demi Lovato.
La estrella de Camp Rock, Demi Lovato, alterna su carrera como actriz y cantante con su rehabilitación emocional. Luego de varios álbumes que debutaron en los primeros lugares de Billboard y alcanzaron récords de ventas en apenas la primera semana, Demi anunció una gira con los Jonas Brothers que tuvo que abandonar para hacerse cargo de sus problemas emocionales, pero aparentemente parte de hacerse cargo incluía escapar de la institución en la que se suponía debía pasar unos 3 ó 4 meses para salir de fiesta y golpear a la bailarina que la delató.
Alcohol, drogas, peleas, demandas, rehab, todo parece ser parte de una fórmula en la que estas nuevas princesas siguen a la perfección y que al final no estamos seguros de si en realidad le hacen daño o catapultan sus carreras a niveles de popularidad que pocas niñas buenas llegan a alcanzar. Disney las cría, ellas se autodestruyen…
Fuente: E! Online Latino
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